El teatro Wagner de Aspe exhibe siete aparatos de radio fabricados entre 1947 y 1978. La vitrina, ubicada a la entrada del vestíbulo, acoge durante los próximos meses una pequeña colección de aparatos de radio cedidos para la ocasión por varios particulares de Aspe, Alicante y Valencia. Entre ellos se encuentra un ejemplar de válvulas y revestido de un mueble de bakelita, fabricado por la compañía Philips Ibérica en Madrid en 1947, que forma parte de los fondos del Museo Histórico de Aspe merced a la donación en su momento de Amparo Jornet. Además de la citada, en los tres niveles de la vitrina se puede encontrar una radio Wega de 1955, fabricada en Alemania, marca que cuenta con dos modelos en la colección estable del Museo de Arte Moderno de Nueva York; una Klarmax de válvulas, fabricada en 1957 en Elche por el empresario Asencio Quirant; una Simonetta Vollsupen de 1964 hecha en Alemania con mueble de madera y tres altavoves; y una Vanguard modelo Super Tyros salida en 1965 de la factoría que tenía la firma en Hospitalet de Llobregat (Barcelona). Los dos ejemplares más modernos son un radiocasete de los años setenta fabricado por la alemana Grunding, principal productor europeo de receptores de radio a mediados de los cincuenta, y una espectacular e insólita radio-televisión-casete de la firma japonesa Panasonic fabricada en la ciudad de Osaka en 1978.
La vitrina del vestíbulo del teatro Wagner ya ha acogido la colección completa de todos los libros editados con los trabajos ganadores del premio de investigación histórica Manuel Cremades, que organiza desde hace doce años el Museo de Aspe; una completa colección de diverso material relacionado con el desaparecido formato de cine en Súper 8, cámaras, moviolas, proyectores y películas, cedidas por el aspense Pedro Díaz, y una selección de cámaras fotográficas de entre los años treinta y setenta del pasado siglo, gracias a la colaboración de los fotógrafos profesionales Ángel Cerdán (Aspe) y Rafael Paz (Elche).
La idea de utilizar esta vitrina para organizar pequeñas exposiciones surgió en la concejalía de Cultura a la hora de desmontar los cuatro muebles de este tipo que se encontraban en el Museo Histórico antes de comenzar la reforma que le ha dado su aspecto actual. En vez de arrinconarlas, la concejalía distribuyó las cuatro unidades entre la Biblioteca Rubén Darío, que hoy muestra una parte de sus ejemplares más valiosos, el Pabellón Deportivo Municipal, que acoge una parte de los numerosos trofeos que custodia la concejalía de Deportes, y la ubicada en el vestíbulo del teatro. La nueva concejala de Cultura, la socialista Myriam Molina, precisamente forjadora de la idea en aquel momento (2013), ha dicho que “fue una forma de reutilizar un material de innegable valor y ofrecer la posibilidad de exponer pequeños objetos o materiales que casi nunca mostramos al público por falta del espacio adecuado. Así, ha remarcado, seguimos haciendo cultura porque estos rincones también atesoran en sus contenidos, muchas veces cotidianos, el esfuerzo de mucha gente por preservar trozos de nuestra historia”.
