Cansados pero satisfechos. Así llegaron ayer los 58 aspenses que se presentaron como voluntarios para ayudar en las tareas de limpieza y reparto de alimentos en las localidades valencianas de Massanassa y Alfafar, de las más afectadas por la DANA vivida allí el pasado 29 de octubre.
Reconocían estar impactados por todo lo que habían tenido que ver y lo vivido y sentido mientras desempeñaban su labor. A Ainara Pérez le cuesta borrar el barro, el olor y las calles asoladas que han pisado.
TOTAL DANA 1
“he tenido ganas de llorar unas cuantas veces porque me imaginaba como si me hubiera pasado a mí, o le hubiera pasado a mi familia, soy muy empática. Lo que más me ha impactado, es ver cadáveres de animales muertos por la calle, el olor, las condiciones en las que estaban las casas, todo. No se podía apenas, según la calle, andar”.
Javier Almodóvar, otro de los voluntarios, recalcaba la necesidad, sobre todo de mano de obra, que sigue habiendo sobre el terreno, “hace falta muchísima gente, sobre todo maquinaria y voluntarios. Comida sí que es verdad que hay en abundancia, pero cuanta más mano de obra vaya mejor, porque hay sitios que es impresionante. Lo que veis por la tele no hace justicia a lo que hemos visto nosotros allí. Es increíble, testimonios de todo tipo. La gente es maravillosa, voluntarios por todos los sitios, ofreciéndonos comida, bebida, café caliente… La gente se está volcando muchísimo, pero sigue haciendo falta muchísima gente para subir a ayudar”.
La concejal de Solidaridad en el Ayuntamiento de Aspe, Toñi García, resumía su experiencia en tres palabras, impotencia, desolación y descoordinación, “impotencia, aquello no se limpia ni en un mes ni en dos, aquello es desolador. Hay veces que tirabas el barro a la calle y la calle te lo devuelve porque ya están las alcantarillas llenas y el barro empieza a secarse. Comercios que ni han subido aún la persiana para ver los daños. Hemos visto mucho despliegue del ejército, de bomberos, pero creo que aún es insuficiente. Y organización, pues relativa. Hemos visto mucha solidaridad entre los voluntarios y entre los cuerpos de seguridad del Estado. Pienso que los voluntarios lo están haciendo muy bien, pero todo el mundo es poco, es desolador, la palabra también es impotencia”.
Y entre tanta tristeza y desolación un rayo de esperanza, como la que se ha traído Antonio Bravo, que ha decidido dar una nueva oportunidad a un pequeño gatito que estaba en malas condiciones “estaba sacando enseres de una casa, de un bajo, estaba prácticamente todo derruido y entre los escombros ha aparecido el animal y hemos podido cogerlo. A ver si podemos sacarlo adelante. Un nuevo miembro de la familia, le buscaremos casa”.
La recogida de donaciones continúa, especialmente de productos de higiene y limpieza.