El Cementerio Municipal de Alicante ha sido este domingo el escenario de un acto cargado de memoria, reparación y dignidad. En él se han entregado los restos mortales de Francisco Alcolea Cremades, vecino de Aspe, junto a los de otras siete personas represaliadas, en una ceremonia celebrada tras más de ochenta años de espera.
El acto, organizado por la Asociación de Familiares de los Represaliados por el Franquismo del Cementerio de Alicante, ha tenido lugar en el Cuadro 12 del camposanto y ha reunido a familiares directos de las víctimas: hijos, hermanos y nietos. “Fue una ceremonia para ocho personas, siete personas más y mi abuelo. Y fue un acto de amor y dignidad”, explica su nieto, Francisco Alcolea Torá, quien recogió los restos en nombre de la familia.
Una identificación compleja tras décadas de silencio
La identificación de los restos ha sido un proceso largo y difícil. Según relata Alcolea Torá, las pruebas de ADN no siempre ofrecen resultados concluyentes, especialmente tras tantos años enterrados, debido al deterioro de los huesos. “Las pruebas de ADN pueden ser un 25% de posibilidades de comprobar si es tu familiar o no”, señala.
En muchos casos, la identificación se ha realizado mediante pruebas antropológicas o detalles personales. En el caso de Francisco Alcolea Cremades, la clave fue un elemento muy concreto. “Mi abuelo se ha podido identificar desde el primer momento por un ojo de cristal”.
El ojo de cristal, la clave
Francisco Alcolea Cremades había perdido un ojo años antes, mientras trabajaba en Francia, tras sufrir un accidente laboral. Allí mismo le colocaron un ojo de cristal, que conservó hasta el final de su vida. “El ojo ha aparecido en su pantalón, en su bolsillo. Seguramente, en el último momento del fusilamiento, se lo quitaría y se lo pondría ahí para que luego lo pudiesen identificar”.
Ese gesto, pensado quizás para el futuro, ha permitido que, décadas después, su identidad haya sido confirmada con certeza.
Gracias a ello, los restos han podido ser recuperados y trasladados a Aspe, cumpliendo así el deseo de la familia de cerrar un duelo que llevaba generaciones abierto.
Un regreso esperado: de Alicante a Aspe
Tras la entrega en el cementerio de Alicante, los actos continúan. Este martes, los restos de Francisco Alcolea Cremades serán entregados de nuevo en un acto público en el Salón de Plenos del Ayuntamiento de Aspe, a las 19:45 horas, para que puedan asistir las personas que no pudieron desplazarse a Alicante. “Queríamos que la gente que no pudo venir a Alicante pudiera estar también”, explica su nieto.
Finalmente, el miércoles, Francisco Alcolea Cremades será enterrado junto a su esposa. “Después de 80 años, volverán a estar juntos y en paz”.
Un regreso que simboliza no solo el cierre de una historia familiar, sino también la recuperación de la memoria y la dignidad de quienes fueron silenciados durante décadas.
