#Aspe: APDA alza la voz para que les paguen
Se une al resto de centros concertados de la provincia que brindan servicios vitales a personas con discapacidad y que se encuentran al borde de una crisis financiera
Trabajadores, usuarios, miembros de la corporación municipal y vecinos de la localidad se han concentrado a las puertas del Centro de Día El Puente, dependiente de la Asociación Pro Personas con Discapacidad de Aspe (APDA), para reclamar a la Vicepresidencia Segunda y Conselleria de Servicios Sociales, Igualdad y Vivienda, una solución a los importantes retrasos en los pagos que están sufriendo los centros concertados de la provincia que brindan servicios vitales a personas con discapacidad y que están poniendo en riesgo su mantenimiento mensual.
El director del centro, Tomás López, ha incidido en dos aspectos vitales para solucionar esta situación “estamos aquí para reivindicar los pagos, que se deben cumplir en tiempo y forma, y que no tengamos a los trabajadores sin cobrar y con dificultades para poder abrir las puertas todos los días. Y por otra parte, pedimos el compromiso de la conselleria para que aumente la financiación de los centros, ya que la mayoría al final acabamos siendo deficitarios. Cada vez hay más calidad, más compromiso, que está muy bien, pero tiene que estar financiada por la conselleria”.
Hasta finales del mes de mayo, algunos cetros denuncian que no se ha empezado a cobrar las mensualidades del año 2024, estando hasta el momento sin cobrar el 100% de lo adeudado, en el caso de Aspe la situación no es tan acuciante, pero sí plantea problemas a los trabajadores y usuarios de los servicios que ofrecen “nosotros hemos cobrado hasta marzo, el problema es que hay otros que no han cobrado nada absolutamente. Y luego hay un desfase de unos que han cobrado residencias, otros viviendas, otros centros ocupacionales, es decir, de los distintos servicios que se prestan. Un desbarajuste para las propias entidades que gestionamos estos servicios”.
Todo ello no solo afecta la calidad de vida de las personas usuarias, sino que también genera incertidumbre entre el personal dedicado y comprometido con su bienestar.
Una situación que está abocando al deterioro del servicio de calidad que siempre ha caracterizado al sector de atención a personas con discapacidad.