#Aspe: Vigilancia continua en los campos para evitar robos en plena campaña de la uva de mesa
El Ayuntamiento trabaja codo a codo con agricultores, cooperativas y fuerzas de seguridad para garantizar que se desarrolle con éxito

Aspe es un referente en la producción de uva de mesa, una riqueza agrícola que no solo aporta identidad al territorio, sino que también requiere una atención constante para garantizar su protección. Con variedades tan reconocidas como Tinson, Victoria, Arra 30, Italia, Doña María, Reglo o Ideal, cada una con sus propios tiempos de maduración y recolección, la planificación en el campo es clave.
Para hacer frente a los hurtos y robos que pueden poner en peligro el fruto del trabajo agrícola, el Ayuntamiento de Aspe ha establecido un protocolo específico de vigilancia en los campos de vides. Este sistema se adapta a las condiciones climáticas y a los ciclos de maduración de cada variedad.
Un esfuerzo conjunto para proteger un producto clave
El Ayuntamiento de Aspe trabaja en estrecha colaboración con agricultores, cooperativas y fuerzas de seguridad para garantizar que la campaña de la uva de mesa se desarrolle con éxito. Gracias a los planes de vigilancia adaptados a las condiciones actuales, se refuerza la protección del campo frente a posibles robos, en un momento en el que el valor de la uva de mesa, tanto en términos económicos como culturales, es más relevante que nunca.
Un mapa agrícola con zonas y variedades bien definidas
El término municipal de Aspe se organiza por zonas en función de las variedades plantadas. En Alcaná y La Horna predomina la variedad Aledo, mientras que en partidas como El Tolomó, Borsia, Uchel y El Azafá se cultivan variedades como Italia, Doña María y Reglo. Por su parte, la Huerta Mayor alberga campos de Reglo y Doña María, cuya recogida suele concentrarse entre finales de agosto y septiembre.
Las variedades Tinson, Victoria (de semilla blanca), Arra 30 e Yvorí –todas ellas sin necesidad de embolsado– completan su proceso de maduración a finales de julio o comienzos de agosto. En cambio, otras como Victoria, Italia, Doña María o Reglo –que sí requieren embolsado– alcanzan su punto óptimo entre finales de agosto y principios de septiembre. Finalmente, variedades como Ideal, Reglo y Doña María, que tradicionalmente se recolectaban en diciembre, ahora se adelantan hasta octubre.
El impacto del cambio climático en la cosecha
Uno de los factores que más está alterando el calendario agrícola en los últimos años es el cambio climático. Las altas temperaturas registradas de forma temprana están adelantando el proceso de maduración hasta casi un mes. Esto ha provocado un cambio importante en la planificación de la vigilancia: si antes se comenzaba a cortar la uva en agosto, ahora el inicio se adelanta a finales de julio. Asimismo, la campaña de recogida concluye en noviembre en lugar de en diciembre, como era habitual.
A esta situación se suma la mayor presencia de variedades sin bolso, que también requieren menos tiempo de maduración, y que obligan a adaptar los tiempos de control y seguridad en los campos.
Además, las condiciones de calor extremo y sequedad hacen que los cultivos necesiten más agua, incrementando así los costes de producción y el esfuerzo del sector agrícola para mantener la calidad del producto.